UN POEMA SIN NOMBRE
Con el lenguaje manchado de sangre
Habla la Hiedra de Lerna con sus treinta mil cabezas
Con sus garras atascadas en la arena, aun mojada
Intenta decir a los que yacen bajo el desierto
A las que amaban la vida y ya no están,
En medio de la impunidad y el abandono,
Pisando el suelo putrefacto de la muerte,
Para vergüenza de los que aquí estamos
De los que aquí morimos diariamente,
Decir que ha vuelto, que ha regresado,
Que ha cumplido.
Con dádivas millonarias, infames
Quiere cubrir heridas que no sanan,
Quiere ignorar, fingir, esconder,
Con oropel cubre la sangre,
Con música estridente oculta el llanto
Con bagatelas, quiere que las madres olviden.
Quiere redimirse, en una gran obra
Quiere justificar su necrofilia,
Quiere hacer de la masacre, una fiesta
Quiere que Salvarcar se sienta agradecido
Y reciba gustoso el campo de la muerte
El que se construye con sangre de esta tierra
Ese, de donde escurren los nombres por los muros
De aquellos que pisaron ese suelo
Ese, donde riegan con lágrimas el pasto
Que no existía cuando murieron.
El ejército completo llega a Salvarcar
Solo así podría llegar la bestia
Kilómetros de armas resguardan sus pasos
Camina solo, nadie lo acompaña
Hasta los perros evaden su presencia
Calles vacías, miles de puertas negras.
Las madres que no reciben justica
Voltean el rostro, le dan la espalda
Ni una mirada, ni una sola palabra
Si las ignoró un año
Para ellas ignorarlo unos minutos basta.
Nada traerá de vuelta a sus hijos a casa
Aun con el campo y mil mas que hiciera
Ya no podrán estar con ellos,
Ya no estarán sus hijas ahí, para mirarlas.
No hay nadie que las llame madres
Las paredes de sus casas están vacías
No hay fotos nuevas
El lugar reservado para un certificado
Para un titulo, sigue ahí esperando.
Saben que jamás podrán colgarlo.
Lo único que quieren es justicia
Y se las niegan.
Leticia Ruiz Arroyo
28 de enero del 2011
A un año de la masacre
De Villas de Salvarcar
No hay comentarios:
Publicar un comentario